12 mar 2011

Supersticiones

La gente es supersticiosa. Mas allá de los fanáticos religiosos o los creyentes que no practican, las supersticiones están presentes en la vida cotidiana. ¿ Por qué si hace rato que descubrimos que el mundo es redondo hay gente que le pide al gaucho Gil que le cure una infección urinaria? Bueno, una explicación digna para tal interrogante se la dejo a los que saben y tienen abundancia de tiempo. De mi parte me limito, con mas creatividad que certeza, a darle algunas vueltas al asunto.
La gente es supersticiosa – insisto – y son pocos los que pueden jactarse de que no creen absolutamente en nada. Yo soy ateo de los mas reos, no creo en nada de nada de la supercheria, si escuchara un ruido en el patio tantearía un .38 antes que un crucifijo. No se nada de ciencias, no conozco a un basilococo, nunca vi con un telescopio los planetas que se nombran y ni siquiera puedo figurarme como son en verdad los gérmenes sin imaginarlos como los bichos parlanchines de la publicidad del detergente. Pero siento apego por la ciencia, y por mas que sus experiencias me sean ajenas, considero que ella puede abrirse paso al conocimiento.
Pero dejando atrás estas posturas contrarias, la realidad es que poca gente puede jactarse der ser 100 % ateos. Claro que es bastante fácil no ser católico. La iglesia es medieval de punta a punta. Recién escuchaba la queja del cura que echaron por apoyar el matrimonio igualitario. Entiendo su indignación pero no su sorpresa. ¡Hermano , es la IGLESIA¡¿Padre ,que otro desenlace se hubiera podido imaginar?
Por eso, es fácil no ser católico. Pero de ahí a no ser creyente, hay un largo trecho. Esta la gente que le cae bien Jesús, la Virgen y demás fabulaciones, pero que considera que el clero no es consecuente con tal doctrina o simplemente son ladrones con hábitos abusivos y diabólicos. Esta gente, a mitad de camino entre la practica organizada y la adhesión ideológica laxa, esta a merced de los misioneros modernos: los evangelistas.

Los evangelistas son el partido que mas se ha construido este ultimo tiempo. Vieron no solo la oportunidad en el enorme rebaño que ya no arreaban los católicos sino también la incapacidad de estos últimos de volverlos a su corral. Así, los abnegados militantes fueron a la cacería de adherentes. Dejaron atrás el pesado equipaje tradicionalista para tomar las formas más modernas y juveniles. Se lanzaron a lo largo y ancho del conurbano, haciendo de cada local abandonado un nuevo templo. Así en las impenetrables localidades de la suburbanidad, las unidades básicas del PJ conviven con el nuevo tipo de iglesia.
En mi trabajo tengo trato con varios evangelistas. Son muchos y están encantados de dar a conocer sus virtudes. Una vez por semana los veo en rondas antes de ir al comedor, de la mano y hablando en voz alta. Una vez sentí la fuerza de su ofensiva bien de cerca: de tanto hablar con uno empezó a hacerme propaganda de Jesús y sus amigos. Muy caballerosamente le explique porque era completamente descreído y que perdía su tiempo. Si a él le sobraba cosa suya, por mi parte había tenido que correr tras la maquina para ganar tan solo 8,3 minutos de descanso.
Muy amablemente le explique mis motivos y que si quería hablar bien podríamos conversar de otras cosas. Pero el quía no depuso sus armas sino que repensó su discurso y se lanzó a la contraofensiva. Un necio repite lo mismo de mil formas cuando no grita. Un fanático se hubiese apegado a sus dogmas. Un fanático iracundo me hubiese maldecido. Pero este pibe era un cuadro: caracterizo, hizo su balance, pensó su nueva política. Un cuadro con todas las letras, ahora me discutía contra el marxismo y citaba La Ideología Alemana.
Terrible. Suerte que la línea de producción empezó a crujir para retirarme, esperando que este Flanders no sea Von Wernich y que nuestra conversación no llegue a los oídos de la gente del gremio. Todos ellos nostálgicos de la Triple A. Aunque hoy se hayan pintado de color Campora, están listos para volver a la “lucha anti subversiva” ni bien aparece el fantasma mas temido: el “zurdo”.
Pero volvamos a las supersticiones y lo pagano, que se hizo un lugarcito a los codazos en nuestros barrios. Cuando vivía en la localidad de Ferrini caminaba a la ruta todas las mañanas a esperar el colectivo. Algún vecino misterioso tenia el habito de dejar ofrendas de estilo unbandista. Granos de maíz, fotos, velas, plumas, cosas de dudoso origen y bastantes monedas. Que hallazgo. Plena crisis nacional por el problema de las monedas. Yo no soy tan aplicado como para sistematizar mis visitas al banco. Demasiado orgullo para comprar turrones que no como con tal de tener cambio. Y algo vergonzoso para interpelar a cada compañero mangueándole cambio. Siempre era motivo de dicha recibir mi metálica ofrenda matutina.
Sentía como el azar (única deidad que me dió plata en el black jack) me retribuía mis años de vocero de los ateístas reos. Pero no podía evitar preguntarme como nadie se tomaba la misma travesura. Era simple, hay gente que “respeta”. Si bien no es creyente tiene temor al maleficio. Gente de este tipo puede concurrir eventualmente a una curandera, confiar en los inciensos o decir sabiamente que el herpes se origina cuando se inhala piel de víbora.
Increíble pero cierto. El hombre de las cavernas no queda tal lejos como pensábamos. Uno se siente cavernario a veces. Más se nota si nos vamos fuera de la civilización. Por eso muchas películas de terror referidas a espectros y sortilegios se sitúan muy lejos de las luces y el asfalto de la urbanidad. No es lo mismo el trueno sobre un pararrayos en la nueve de julio que la enorme explosión luminosa en la lejanía rural. En la ciudad tenemos los árboles cercados por cemento y el césped sometido a ras del piso. Los árboles en la lejanidad campera, en la noche donde existe la luna pero también la luz de la luna, son terroríficos. Nos recuerdan nuestra fragilidad fuera de la civilización. El hombre lejos de su caverna cuadrada, a merced de fuerzas que le resultan incomprensibles.
Jack London describió con mucha genialidad la fragilidad del hombre en las frías estepas canadienses. Nos compenetro con la muerte por hipotermia. Con la desesperación de escuchar aullidos sin balas en la corredera. El norteamericano también hablo del venidero triunfo de la clase trabajadora sobre el capitalismo. Lastima que un año antes del Octubre bolchevique se haya suicidado invadido vaya a saber por que fantasma. Por mi parte, no tengo ningún interés en descreer del futuro así que intento combatir cuanto “fantasma” escucho. Porque respeto que cada uno crea lo que quiera pero no quiero que los sentenciados, de antemano afilen su propia guillotina.

Rampante

2 comentarios:

  1. No sólo hay alienación religiosa. La alienación económica y la alienación política también son fantasmas conjurados permanentemente: "el capitalismo es eterno", "el estado es el estado,ustedes gobiernen y después veamos", "otro sistema es utópico" cuando lo verdaderamente insostenible es este podrido sistema burgués...

    ResponderEliminar
  2. Querida Eva posta que hay alienacion de muchos tipos y colores.
    Lamentablemente entre que estoy obligado a alienarme y muy comprometido en la desalienacion no me queda mucho tiempo para escribir.
    Pese a todo , venimos actualizando este mamaracho con una frecuencian inesperada. Espero que los proximos posteos sean de tu agrado.

    R.

    ResponderEliminar